“Si usted me pregunta si creo en el espíritu de las cosas usadas, le dire que si. Ahí están todas esas cosas que sirvieron algún día para algo. Nunca podremos utilizarlas sin sentirnos incómodos. Y esas montañas, por ejemplo, tienen nombres. Nunca nos Serna familiares; las bautizaremos de nuevo, pero sus verdaderos nombres son los antiguos. La gente que vio cambiar estas montañas las conocía por sus antiguos nombres. Los nombres con los que bautizáremos las montañas y los canales resbalarán sobre ellos como el agua sobre el lomo de un pato. Por mucho que nos acerquemos a Marte, jamás lo alcanzaremos. Y nos pondremos furiosos ¿y sabe usted que haremos entonces? Lo destrozaremos, le arrancaremos la piel y lo transformaremos a nuestra imagen y semejanza.”
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