La nave vino del espacio. Vino de las estrellas, y las velocidades negras, y
los movimientos brillantes, y los silenciosos abismos del espacio. Era una
nave nueva, con fuego en las entrañas y hombres en las celdas de metal, y se
movía en un silencio limpio, vehemente y cálido. Llevaba diecisiete hombres,
incluyendo un capitán. En la pista de Ohio la muchedumbre había gritado
agitando las manos a la luz del sol, y el cohete había florecido en ardientes
capullos de color y había escapado alejándose en el espacio ¡en el tercer viaje
a Marte!
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