Detrás de la máscara, su voz era la de un psiquiatra no tan sonriente.
- Y bien, ¿qué pasa?
-Usted cree que estamos locos, y no lo estamos- dijo el capitán.
- Yo no creo que todos estén locos- replicó el psiquiatra señalando con una varita al capitán.
- El único loco es usted. Los otros son alucinaciones secundarias.
El capitán se palmero la rodilla:
- ¡ Ah, es eso! ¡Ahora comprendo por qué se rió de él señor Lii cuando sugerí que mis hombres firmaran los papeles!
El psiquiatra rió a través de su sonrisa tallada.
- Si, ya me lo contó el señor Lii. Fue una broma excelente. ¿Qué estaba diciendo? Ah sí.
Alucinaciones secundarias. A veces vienen a verme mujeres con culebras en las orejas. Cuando las curo las culebras se disipan.
Crónicas Marcianas
Ray Bradbury
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